Hay algo profundamente hermoso en la forma en que Dios escoge.
Si nosotros eligiéramos, buscaríamos a los más fuertes, los más bellos, los más populares y talentosos. Aplaudiríamos lo que luce perfecto por fuera. Pero Dios no escoge así. Él ve diferente. Escoge diferente. Usa diferente.
El apóstol Pablo lo dijo claramente:
“Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios;
y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,
a fin de que nadie se jacte en su presencia.”
—1 Corintios 1:27–29 (RVR1960)
Pablo, antes perseguidor, se convirtió en apóstol. Llevaba un “aguijón en la carne” (2 Corintios 12:7), pero Dios le dijo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” Pablo entendió que en sus debilidades, el poder de Dios se manifestaba con mayor fuerza.
El Patrón de Dios desde el Principio
Este patrón se repite en el Antiguo Testamento. Dios eligió a David, el menor y el menos esperado de sus hermanos, para ser rey.
“El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
—1 Samuel 16:7 (RVR1960)
Escogió a Moisés, con dificultad al hablar, para liberar a una nación. Escogió a Rahab, una prostituta, para formar parte del linaje de Cristo. Escogió a Lea, la esposa no amada, para dar a luz a Judá, la tribu del Mesías. Una y otra vez, Dios escoge lo que el mundo descarta.
Él Ve lo que Nosotros Ocultamos
A ti, que te sientes feo, invisible o rechazado: este mensaje es para ti. Dios ve belleza en tus heridas. Toma aquello que te avergüenza y lo convierte en instrumento de Su gloria. Esa cicatriz que escondes, esa inseguridad que cargas, ese rechazo que aún duele—Dios no solo lo acepta, lo transforma.
El mundo busca la perfección exterior. Dios busca corazones dispuestos que digan: “Aquí estoy, Señor, úsame.”
Propósito en el Dolor
No estás descalificado por tu pasado, tu aspecto o tus luchas. Esas mismas cosas pueden ser los ingredientes de tu llamado. Lo que el mundo llama “feo,” Dios puede llamar “santo.” Lo que otros ignoran, Dios lo exalta.
Él todavía es el Dios que escoge desde las sombras—no porque ve poco en ti, sino porque ve mucho más.
Palabras Finales desde el Corazón
Si sientes que la vida te ha dejado atrás, si no encuentras valor cuando te miras al espejo, recuerda esto: Dios nunca necesitó belleza externa para hacer una obra interna. Y nunca te pidió perfección—solo presencia, solo disposición, solo humildad.
Dios no se avergüenza de tus fallas. Él quiere llenarlas con Su gloria.
Permítele usar lo invisible, lo roto y lo que tú consideras “insuficiente.” Porque cuando Él lo haga, el mundo verá una obra maestra donde antes solo vio un desorden—y Dios recibirá la gloria.
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