Título del Blog: Enfrentando a Tu Goliat—Y Descubriendo al Campeón en Ti
Título del Blog: Enfrentando a Tu Goliat—Y Descubriendo al Campeón en Ti
Todos tenemos un Goliat, esos gigantes que parecen demasiado intimidantes para enfrentar. Para algunos, puede ser un diagnóstico. Para otros, una voz de duda que susurra que no eres suficiente. Para mí, Goliat llegó temprano.
Nací con parálisis facial. Me diagnosticaron diabetes tipo 1 antes de poder caminar. Perdí la vista nueve meses después de dar a luz a mi hija. Y unos años después, quedé postrada en cama. No fueron solo retos físicos, fueron voces internas y externas que me decían que estaba derrotada. Pero como David, elegí no escuchar esas voces. Elegí ver a la campeona en mí.
Antes de que David lanzara una piedra, tuvo que enfrentar el miedo, la duda y las críticas. Su propio hermano cuestionó sus motivos (1 Samuel 17:28), el rey Saúl le dijo que no podía (1 Samuel 17:33), y Goliat se burló de él (1 Samuel 17:43). ¿Te suena familiar?
Nuestros Goliats muchas veces se ven como:
- La voz que dice: “No estás listo.”
- El diagnóstico médico que grita: “Esto te va a destruir.”
- El crítico interno que susurra: “No eres digno.”
La victoria de David no estuvo en la piedra—estuvo en su mentalidad. Declaró con fe:
“La batalla es del Señor.” (1 Samuel 17:47)
La Torá nos recuerda en Deuteronomio 31:6:
“Sé fuerte y valiente. No tengas miedo… porque el Señor tu Dios va contigo; nunca te dejará ni te abandonará.”
Y el Nuevo Testamento lo confirma:
“Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio.” (2 Timoteo 1:7)
Esto no es solo sabiduría antigua. Es coaching espiritual para tu alma.
Hubo momentos en que quise rendirme—cuando la ceguera, la soledad y el silencio de estar postrada en cama se sentían como Goliat gritándome desde el valle. Pero tuve que renovar mi mente cada día (Romanos 12:2) y recordar: Dios no llama a los capacitados; capacita a los que llama.
Empecé a hablarme diferente.
Dejé de verme como rota y comencé a verme como elegida.
Dejé de enfocarme en el gigante y comencé a enfocarme en el Dios que es más grande que cualquier gigante.
- Identifica el gigante. ¿Qué está bloqueando tu camino? Llámalo por su nombre.
- Reconoce las voces internas y externas. ¿A quién estás escuchando?
- Renueva tu mente con la verdad. Usa la Palabra de Dios para reemplazar las mentiras.
- Toma tu piedra. ¿Qué acción pequeña pero poderosa puedes tomar hoy?
- Corre hacia la batalla. Como David, no esperes. Enfréntalo de frente.
Hay un campeón dentro de ti. Es hora de despertarlo.
No eres tu diagnóstico. No eres tu pasado. No eres tu miedo.
Eres quien Dios dice que eres—fuerte, valiente y victorioso/a.
Si estás listo para enfrentar a tu Goliat y descubrir la fuerza que ya vive dentro de ti, te invito a agendar una sesión conmigo en
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